El 21 de septiembre, dentro del marco de actividades de La Bienal, se presentará en Espacio Santa Clara el fanzine TeVeo Nº 9, especial Flamenco Not Dead. Tras esa presentación pública, se inaugurará en el Corral de Esquivel la exposición de pinturas de Rafa Iglesias con el mismo título. Dos visiones contemporáneas y sui géneris de un arte del siglo XXI. Viva Sevilla conversó con el polifacético Iglesias.
Nueva entrega de TeVeo. El fanzine sigue gozando de buena salud
–De bien nacido, dicen que es. Así que este editor comienza agradeciendo muy sincera y efusivamente su apoyo a nuestros entregados lectores y anunciantes. Gracias a ellos cada nuevo número del TeVeo crece en páginas, color, contenidos y libertad de expresión. Somos una especie de Charlie Hebdo de andar por casa.
¿Qué nos encontraremos en este nuevo?
–“Al toque” tenemos firmas tan cabales como la de Manuel Pedraz, irradiando cultura a espuertas desde RNE. Con Fernando Mansilla, aprenderemos con su “liberatura” que el flamenco con sangre entra, con Daniel Lebrato sus naufragios y derivas espaciales a través del tiempo. José Miguel Carrasco nos enseñara que en el flamenco, como en la vida misma, no es oro todo lo que transluce. José María Gómez y David Eloy, poetas heridos, nos desgranarán unas bulerías para La Carbonería de Pisco Lira, el irreductible espacio cultural y flamenco. “Dando el cante” nuestros insignes dibujeros, unos figuras: Máximo Moreno con su grito que no cesa, Gonzalo Llanes, el quejío gráfico que se clava, Gaspar y su Blue Moon por bulerías, otra entrega seriada ambientada en las 3.000 viviendas. Y el fotógrafo David Palacín, rindiendo culto y memoria al gran Manuel Molina. Y como plato fuerte visual, un experimento: un cómic con letra del siempre genial Carlos Lencero, ilustrado por Patricio Hidalgo. Impresionante impresionismo flamenco.
¿El flamenco no solo se canta, toca y baila?
–Cuando el flamenco es, se sabe. Porque se siente que es y que es de verdad. Porque el flamenco es, ante todo, sentimiento. Un sentimiento que se canta, se toca y se baila, si, pero también se ve y se lee, como atestigua nuestro TeVeo.
Sea sincero: ¿qué sabe usted de flamenco?
–Respecto al flamenco, sólo sé que no sé nada. En serio. No es coña ni recurrente frase de resorte verbal automático. Pocos palos soy capaz de identificar rigurosa y verazmente al escucharlos y menos aún conozco de sus vericuetos y de las profundidades abisales que lo definen como arte y fenómeno social, cultural y artístico. Pero si lo siento. Y mucho, pues no puede ser de otra forma si eres persona, cuando te lo encuentras. Y cuando es de verdad. No artificiosos ejercicios de pretendida y pretenciosa modernidad contemporánea o de una supuesta evolución natural de sus primigenias señas de identidad. No creo en la pureza de los cabales, que emiten cátedra siempre desde una cota dominante. Yo siento, más que comprender al flamenco, como a la vida misma. Más desde el corazón y la experiencia en piel que desde la cabeza. Más desde una supuesta inteligencia emocional que desde una estudiada estadística empírica y catedralícia. Impuesta.