Es habitual que hombres y mujeres, pero especialmente ellas, elijan el calzado atendiendo a la moda imperante, las tendencias más actuales, la estética que quieren vestir y la apariencia que les hace mostrar para determinadas ocasiones. Sin embargo, al elegir zapatos, más allá de interesarse por estas cuestiones, es importante elegir modelos que se ajusten bien a la fisiología del organismo, que ayuden a evitar dolores de espalda y rodillas y que no causen malestar en los pes.
Para esto resulta imprescindible en ellas usar zapatos comodos de mujer. No obstante, al hablar de comodidad mucha gente puede pensar en zapatillas deportivas o calzado sin tacón que pueden no lucir tan formales y elegantes como otro tipo de calzado.
Os mostramos algunas ideas que explican por qué es necesario el uso de calzado cómodo y como elegir esos pares de zapatos sin tener que sacrificar el aspecto estético. La comodidad no ha de estar reñida con al estética y no es enemiga de la moda.
¿Por qué elegir zapatos cómodos?
La primera razón es bastante obvia. Con pares de zapatos que se ajusten bien a la fisionomía de los pies se previenen los problemas de salud. Utilizar un calzado inadecuado puede provocar trastornos en los pies, que además de ser muy doloroso puede tener como consecuencia afecciones que únicamente se resuelven mediante intervenciones quirúrgicas.
La función de los zapatos no es solo vestir a los pies ni tampoco se limita a ser accesorios a combinar con la ropa y otros complementos para lucir una apariencia perfecta. Los zapatos ayudan a soportar el peso del cuerpo y elegir pares adecuados guarda mucha relación con evitar dolores de espalda, rodillas y pies.
Un segundo aspecto clave es evitar la sudoración. Por norma general, los zapatos más cómodos son los de pie que están elaborados a partir de tejidos transpirables que permiten la ventilación de los pies y evitan la sudoración.
A la hora de elegir zapatos hay que buscar aquellos que dejan que los pies respiren y que son de buena calidad, especialmente para aquellas mujeres que pasan mucho tiempo de pie, caminan con frecuencia o hacen algún tipo de ejercicio físico.
El tercer condicionante a la hora de buscar comodidad con los zapatos es evitar dolores. El calzado inadecuado se relaciona de manera casi directa con los colores: primero en los pies, la parte del cuerpo más afectada; pero posteriormente en la espalda y las rodillas. Cuando la espalda se ve afectada suelen adoptarse posturas inadecuadas y aumenta el riesgo de sufrir incidentes como tropezones o caídas.
¿Cómo acertar en la elección de zapatos cómodos?
Una vez conocidos los daños que un calzado inadecuado puede provocarnos, a la hora de seleccionar los zapatos más adecuados es importante tener en cuenta la fisionomía de los pies: esto es, si los pies son anchos por la parte de los dedos, los zapatos redondos o cuadrados son los más recomendables.
Es también relevante caer en la cuenta de que existen zapatos para cada ocasión. Unos más formales y elegantes y otros de carácter más informal. Aquellas mujeres que necesitan usar calzado formal en su día a día no tienen por qué renunciar a os tacones, pero sí elegir modelos con una elevación no superior a los cinco centímetros y con forma cuadrada, que son los más cómodoso.
Sin importar el tipo de calzado a utilizar, los materiales naturales son siempre más recomendables, por aquello de que son más flexibles y permiten que el pie respire, haya una mejor ventilación. Nuevamente, en caso de usar tacones, se hace aconsejable utilizar suela antiderrapante, que va a conseguir que no resbalemos ni caigamos.
Con respecto a los zapatos completamente planos, a pesar de que están de moda, los expertos no recomiendan el abuso de este tipo de calzado. Una elevación de entre tres y cinco centímetros da mayor estabilidad a la columna. Además, los zapatos con algo de tacón ayudan a estilizar la figura. Como hablábamos anteriormente, la salud y la comodidad no han de estar reñidas con el aspecto estético.
Por último, es fundamental comprobar el ajuste del calzado. Los zapatos deben ajustarse perfectamente a los pies, pero con suavidad. Nunca deben quedar flojos, pero tampoco apretados, para no provocar ampollas, rozaduras o deformación en los dedos y otras áreas.
