La exvicepresidenta portavoz y exconsellera de Igualdad, Mónica Oltra, ha insistido este domingo en que no actuó incorrectamente en relación con el proceso en el que está imputada y por el que dimitió, una decisión que ha justificado para que no se "rompiera" el gobierno del Botànic y que "el PSOE tuviera la tentación de gobernar en solitario".
"Yo no he hecho nada, ni ilícito ni inmoral ni ilegal, actué con integridad (...) No hay aguja en pajar, ya pueden buscar porque no se hizo nada malo".
Así lo ha manifestado en una entrevista para el programa 'Salvados' de LaSexta, casi dos semanas después de reaparecer en actos públicos desde que dimitió en junio de sus cargos en la Generalitat a raíz de su investigación por el presunto encubrimiento de los abusos de su exmarido a una menor tutelada. Por esta causa declaró en septiembre en el Juzgado de Instrucción 15 de València, que pidió prorrogar la investigación seis meses y citar como testigo a la víctima.
Oltra ha afirmado sentirse "serena" tras medio año de parón, por el que ha confirmado que cobra mensualmente unos 1.300 euros de desempleo, y ha desvelado su intención de realizar un curso de soldadura porque es una profesión que siempre le ha interesado por su padre.
Respecto al proceso, ha negado que haya cometido errores y ha vuelto a relacionarlo con "un caso de 'lawfare' de libro" y una "cacería de la extrema derecha" apuntando al 'expresident' Francisco Camps, al que ve "resentido" con ella; al presidente de Ribera Salud --grupo que "pierde cien millones al año" por la reversión a gestión pública de dos departamentos--, Alberto de Rosa, y la fundadora de Vox Cristina Seguí: "El objetivo era que yo desapareciera del gobierno y obviamente lo han conseguido".
Si bien ha remarcado que "esto no es 'House of cards'", ha asegurado que tiene "indicios" de la confabulación pero no pruebas y que de lo contrario lo denunciaría. Ha negado además que tuviera conocimiento antes de que se lo comunicara su exmarido seis meses después de los hechos.
También ha sostenido que nadie de su departamento se lo dijo ni sabía "los pormenores", de la misma manera que "cuando operan a un paciente y la operación sale mal no se entera el conseller de Sanidad". "No sabía esto ni mil cosas como esta, estaba al nivel de gestión que me competía".
Ha puntualizado que el centro donde presuntamente sucedieron los abusos es concertado, con lo que la plantilla no depende de Conselleria pero "la responsabilidad es pública", y que en ese momento ella y su ex no eran pareja aunque convivieran en el mismo edificio en plantas separadas.
Sobre las dos versiones diferentes que dio hace unos meses --primero dijo que había encargado un informe sobre los hechos y después afirmó ante el juez que no había dado ninguna orden--, Oltra ha reiterado que ella no pidió el expediente informativo y que fue el director general porque "es la manera normal de funcionar".
"Intenté proteger y apoyar a la gente que acababan de imputar injustamente", ha justificado, y ha recordado que estaba "muy atenazada emocionalmente" y que su hijo pequeño le preguntó si los funcionarios investigados no estarían sufriendo.
Dicho esto, ha asegurado que todavía no ha leído ese informe porque considera que no debe, que no se encargó para contrastar la veracidad del relato de la menor y que no hubo "ninguna instrucción ni paralela ni no paralela". "Esa separación la mantuve siempre, los técnicos trabajaron con total libertad (...) Es lo que han dicho 13 de las personas imputadas, a los que a la mayoría no conozco ni sé lo que votan ni si les caigo bien. ¿Tiene sentido que arriesguen su carrera y su libertad por mí?".
En cuanto a su dimisión, Oltra ha afirmado que no hay "mayor autocrítica" que tomar esta decisión y ha vuelto a defender que "la línea ética no la marcan los tribunales" y que ella no dijo que hubiera que dejar un cargo automáticamente al ser imputado. Ha diferenciado así las peticiones que hacía al 'expresident' Francisco Camps cuando estaba en la oposición de este proceso: "Me solivianta mucho que me comparen con los personajes corruptos estos".
Ha achacado a la "presión" la decisión de dimitir, así como a evitar "que el PSOE tuviera la tentación de gobernar en solitario", y ha augurado que si la hubieran echado del Consell habría sido "una bomba que habría roto el gobierno de coalición". Por tanto, ha sostenido que los socialistas "fantaseaban" con la idea de gobernar a solas y que ella optó por "salvaguardar" el Botànic: "Ya sé lo que son los gobiernos del PSOE a solas y lo poco que se diferencian de los gobiernos que hemos combatido".
Aunque ha descartado que el 'president', Ximo Puig, le amenazara directamente con relevarla, ha señalado que lo dejó entrever con la frase 'no estoy para fiestas' y ha vuelto a cargar contra "los señores fuentes". Ha justificado además que no avisara a Puig de su dimisión para que no hubiera filtraciones previas.
Preguntada por el baile que protagonizó en un acto de Compromís un día después de negarse a dimitir, ha reconocido que le ha dado "muchas vueltas", pero ha llegado a la conclusión de que le habrían criticado hubiera hecho lo que fuera, y ha asegurado que llegó sin leer la prensa para "hablar a la gente sin estar mediatizada".
"Al final, llega un momento que me da igual lo que digan", ha aseverado, para reivindicar que seguirá "bailando le pese a quien le pese" y advertir que es "peligroso" si "lo importante de ese mitin son los diez minutos de baile".
Preguntada por las famosas camisetas que utilizaba en Les Corts cuando estaba en la oposición, ha asegurado que no se ha arrepentido de llevarlas y ha descartado que sean comparables con las que utilizaron recientemente los diputados de Cs con el lema 'Oltra vete ya', un gesto que ha calificado de "patochada".
A modo de balance, ha defendido que como portavoz ha estado obligada estos años a ser "escudera" de sus compañeros: "He cubierto la espalda de cuestiones que yo no habría hecho así, pero los pactos están para cumplirse y mi parte es la lealtad. Siempre ha sido así y siempre lo será".
De cara al futuro, Oltra ha descartado tanto postularse como representante de Compromís en el Congreso --"España es demasiado grande y yo soy de tierras chiquitas"-- como volver a ejercer la abogacía, ya que tiene "una crisis de fe" con la Justicia, aunque ha remarcado que no piensa "renunciar" a sus ambiciones políticas.
"Soy política y lo seré hasta que me muera (...) Voy a contribuir desde donde sea para que las políticas en favor de la gente corriente sigan en esta tierra y se refuercen. Y eso lo puedo hacer desde muchos ámbitos, no necesariamente siendo cabeza de lista".
Además, ha afirmado que no puede opinar sobre el proyecto político 'Sumar' que impulsa Yolanda Díaz porque todavía es "un embrión". "Dejémosle crecer. Cuando esté la criatura opinaré", ha declarado, y ha negado que ella diera el pistoletazo de salida en el acto que compartió con la vicepresidenta, Ada Colau, o Mónica García.
Sí ha recordado que ese encuentro "reventó todas las expectativas" porque "la gente estaba como si llegaran los Rolling" y que las tres se han puesto en contacto con ella durante el proceso, sobre todo García y Colau. Y a nivel personal ha lamentado que este año ha supuesto "una bomba atómica" para su familia y ha reconocido que ha echado de menos alguna llamada de representantes políticos.