Un hombre que se enfrenta a tres años de cárcel acusado de intentar vender cuatro cuadros de Amedeo Modigliani a través de una galería de arte de Valencia que resultaron ser reproducciones por imitación de obras auténticas no atribuibles al pintor ha asegurado este lunes en el juicio que las obras son "absolutamente auténticas".
El Ministerio Fiscal solicita en su escrito provisional para el procesado por estos hechos, en la vista que ha arrancado este lunes en la sección tercera de la Audiencia de Valencia, una pena de prisión de tres años por un delito de estafa en grado de tentativa y una multa de 2.700 euros.
Los hechos sucedieron en noviembre de 2019 cuando el procesado depositó en una galería valenciana cuatro pinturas supuestamente realizadas por Modigliani para su subasta y venta "a sabiendas de que no eran auténticas" y para dar apariencia de autenticidad las acompañó de unos certificados fotocopiados firmados supuestamente por el experto ya fallecido Arthuer Pfannstie, informes y catálogos, según la Fiscalía.
No obstante, de acuerdo con el ministerio público, dos informes periciales concluyen que las cuatro pinturas son una reproducción por imitación de las auténticas no atribuibles a Modigliani.
Los cuadros se pretendían poner a la venta por valores que oscilaban entre un millón y medio y cuatro millones de euros. La Policía se personó en la galería el 5 de diciembre y procedió a intervenir las cuatro obras que en ese momento estaban a la espera de ser certificadas por un experto antes de proceder a ser catalogadas y expuestas a la venta.
Sin embargo, el acusado --un ciudadano holandés que estudió historia y arte y lleva más de 35 años dedicándose a la compraventa de obras "sin ningún problema previo", según ha señalado-- ha asegurado que tanto las obras como los certificados que las acompañan "absolutamente auténticas". Entre ellos, se ha referido a un certificado firmado por Arthuer Pfannstie, uno de los mayores expertos del pintor, y unas cartas del poeta Jean Cocteau, amigo del dibujante italiano, en las que afirma haber visto estas obras en el estudio del artista.
Del mismo modo, ha refutado la validez de los informes periciales que ha calificado de "bajo nivel". Entre otras cuestiones, ha rebatido que hay estudios actuales que sí que han detectado la presencia de pigmentos industriales en la obra del pintor cuestionados por la pericial para descartar la autenticidad; ha señalado que el trazo de Modigliani no era siempre el mismo como se aprecia en otras pinturas sí certificadas, o que no realicen la comparativa en el estudio entre el boceto y la obra final, sino que empleen otras pintura para descartar la autenticidad.
Asimismo, ha explicado que conoció al dueño de la galería valenciana por referencias de una conocido en Barcelona, pero ha asegurado que depositó las obras para que se las enseñara a un cliente no para que fueran subastadas porque además en estos momentos "la casa de subastas estaba cerrada". En cualquier caso, ha indicado además que, según los contratos suscritos, el dueño de la galería no podía proceder a la venta sin su expresa autorización.