Nuestro aceite, en horas bajas

Nuestro oro líquido, el apreciado aceite de oliva que es la principal riqueza que tiene esta tierra, y que lo sea por muchos años, vive una de sus horas más bajas, y el pesimismo se ha generalizado en el sector. No es la primera vez que el mundo del olivar y del aceite atraviesan por una dificultad, incluso podemos decir que las ha habido peores, pero la caída de los precios de una manera tan desproporcionada que están ocasionando serias pérdidas y que ponen en peligro la viabilidad del propio sector han encendido las luces de alarma y todas las organizaciones que agrupan a los olivareros se encuentran profundamente inquietas y algunas ya han convocado manifestaciones de protesta. En los momentos complicados que se viven, en los que parece que la crisis general se ha instalado con especial virulencia en el mundo de nuestro principal producto, ahora que se anunciaban buenas expectativas, llega este tremendo palo real y psicológico en el peor momento. Por fortuna hay colectivos que han reaccionado y se está en la creación de instrumentos con la suficiente fuerza para aguantar mejor el chaparrón y luchar contra los factores que provocan la actual zozobra. Hay que recurrir a los esfuerzos precisos antes que deprimirse y causar más perjuicios de los necesarios. En Jaén tenemos que pensar que nuestro aceite de oliva sobre todo tiene futuro.