Atrás quedan 21 largos meses de campaña que comenzaron con unas reñidas primarias en el lado demócrata y que han llevado a los aspirantes a recorrer millones de kilómetros en busca del voto. El tiempo de los discursos y las propuestas ha terminado y ahora son las urnas las que tienen que hablar.
En total se estima que unos 153,1 millones de estadounidenses se han registrado para votar en estos comicios, en torno al 73,5 por ciento de la población mayor de 18 años, diez millones más que en las últimas elecciones de 2004, según un informe del Centro para el Estudio del Electorado Americano (CSAE, por sus siglas en inglés) publicado este fin de semana.
La última vez que se recuerda un índice de registro tan alto fue en 1964, cuando el 72,1 por ciento de los ciudadanos mayores de 18 años se inscribieron para votar, y según el director del CSAE, Curtis Gans, de todas las personas registradas en estos comicios se espera que finalmente acudan a las urnas “en torno a 135 millones de personas”, un 65 por ciento de los posibles votantes.
La apertura de los centros de votación depende de cada estado pero suele ser a las seis de la mañana y el cierre a las ocho de la tarde. Estados Unidos es un país con cuatro husos horarios, así que los primeros colegios de la costa este abrirán sus puertas cuando en España sean las 12.00 horas y los últimos en cerrar en la costa oeste lo harán cuando en España sean las 5.00 horas del miércoles.
Los resultados de la elección en cada estado no son oficiales hasta que termina el recuento total de votos, lo cual puede llevar muchas horas, y lo habitual es que los medios vayan dando a conocer sus proyecciones a partir de sondeos a pie de urna. Los primeros colegios cerrarán cuando en España sean las dos de la madrugada así que habrá que esperar varias horas más hasta conocer al ganador.
Obama mantiene una cómoda ventaja frente a McCain en todas las encuestas de intención de voto popular, aunque sigue habiendo un importante número de indecisos, en torno al 8 por ciento, que hoy podrían dar sorpresas. Según la última media de todos los sondeos, que elabora el portal especializado Realclearpolitics.com, el candidato demócrata tiene una diferencia de 6,4 puntos.
Las miradas de los candidatos y sus estrategas y las de los ciudadanos estarán puestas en los mapas electorales. El voto en este país no es directo y el presidente es elegido por el Colegio Electoral, formado por 538 delegados que representan a los 535 legisladores del Congreso bicameral y tres compromisarios del Distrito de Colombia, donde se encuentra la capital política del país, Washington DC.
La cifra mágica son 270 votos electorales y según el complejo sistema electoral estadounidenses, el que el candidato que logra la mayoría del voto popular en un estado se adjudica la totalidad de los votos correspondientes a ese territorio, en lo que se conoce como “todo para el ganador”, salvo en Maine y Nebraska, donde se reparten de forma proporcional.
Obama parte con ventaja en estados que le darían hasta 300 votos electorales, según un análisis del Washington Post.
Que destaca que el senador por Illinois está por delante en todos los que hace cuatro años votaron por John Kerry, y que supera a McCain en otros cinco que en las últimas elecciones se decantaron por George W. Bush, Iowa, Nuevo México, Virginia, Colorado y Nevada.
El escenario para el senador por Arizona es desalentador. No ha estado por delante en ninguno de las 159 sondeos de las últimas seis semanas, y si quiere ganar mañana la presidencia tendrá que imponerse en once de los estados que dieron la reelección a Bush en 2004, en seis de los cuales hoy parte con ventaja Obama.
Pese a todo, el 'Washington Post' apuntaba este fin de semana a un factor que podría torcer el rumbo de los comicios, saber qué harán finalmente los votantes ante la posibilidad de que un afroamericano sea su presidente por primera vez en la historia, algo que podría provocar que la lucha sea más cerrada de lo que en realidad parece.
VOTO RACIAL
En este país se conoce como 'efecto Bradley' y toma su nombre de otro afroamericano, el alcalde de Los Angeles Tom Bradley, que en 1982 se presentó como candidato a gobernador de California y pese a que las encuestas le daban ganador al final perdió las elecciones. La explicación fue que muchos blancos de los que dijeron que iban a votar por él para no ser tachados de racistas en realidad no lo hicieron.
La población afroamericana de Estados Unidos asciende a 37 millones de personas, en torno al 12 por ciento de todo el país, y según algunas encuestas más del 90 por ciento es partidario de Obama y mañana saldrá masivamente a votar por él, quizá impulsados por la posibilidad de que por primera vez en la historia un hombre de su misma raza pueda convertirse en el primer inquilino de la Casa Blanca.
Su voto puede ser decisivo en algunos de los estados en los que la pelea con McCain está muy reñida, como Virginia, Carolina del Norte o Indiana, donde hay en juego bastantes votos electorales. En lo que todos los analistas parecen coincidir es en que su asistencia a los centros de votación fulminará todos los registros anteriores.
Por su parte, los hispanos se han convertido en la primera minoría del país, incluso por delante de los afroamericanos, con 45 millones, según datos de la Oficina del Censo. Para estas elecciones se han registrado 14 millones de hispanos mayores de 18 años y los analistas esperan que unos 9,2 millones acudan mañana a su cita con las urnas.
Como en anteriores elecciones, el voto latino también puede tener mañana un papel decisivo en al menos cuatro de los estados clave, Colorado, Nuevo México, Nevada y Florida, lo que ha llevado a los dos candidatos a intensificar su campaña en esos territorios, según un estudio de la Asociación Nacional de Funcionarios Latinos Electos y Designados (NALEO, por sus siglas en inglés).