Las vacaciones de verano, también las que se realizan con mascotas, están ligadas de forma indisoluble a las playas. Estos recintos son bastante restrictivos respecto a la presencia de animales domésticos en las mismas en los meses de verano, ya que de junio a octubre está prohibido su acceso a la inmensa mayoría de las mismas para respetar la temporada de baños.
Desde Seadmitenmascotas iniciaron una campaña de recogida de firmas desde la plataforma change.org para cambiar estas normativas, ya que en algunas comunidades autónomas ni siquiera existe una sola playa que admita la presencia de mascotas. Este portal ha ido recabando información sobre playas que admiten perros de manera oficial, que empiezan a aflorar, aunque sólo una en toda Andalucía (la playa de la Sal, en Málaga) y aquellas que, bien porque son de difícil acceso, no tienen servicios o simplemente, las autoridades hacen la vista gorda, se puede acudir de forma discreta con los perros, como sucede en algunos puntos de la comarca.
A mediados de agosto dicha campaña había alcanzado ya las mil firmas y siguen surgiendo playas en las que, durante el verano, se permite la presencia de perros fuera del horario de baño.
Desde la propia web explican que “somos muchos los que no estamos de acuerdo con esta situación y con que algunas playas que antes sí admitían perros, ahora no los admitan”. Destacan que para conseguir un equilibrio a la hora de disfrutar de las playas solo es necesario civismo y educación. “Y eso es aplicable a perros, niños, fumadores, gente que come en la playa, etc.”, apuntan desde Seadmitenmascotas.
Esas muestras de civismo, como siempre en estos casos, recae en los dueños de las mascotas, que deben respetar la normativa y evitar que se produzcan problemas, como los que se ha encontrado la Policía de Playas de Algeciras, que este verano ha tenido que intervenir en 21 casos de perros sueltos en las playas de la localidad, de los cuales ocho ni siquiera tenían dueño, o al menos no pudieron ser localizados cuando el perro fue recogido por los agentes.
Al igual que ocurre con los establecimientos hoteleros, las playas empiezan a hacerle hueco a los perros y demás mascotas y a buscar un punto de equilibrio para el disfrute de todos.
