España y Reino Unido están dispuestos a que la Comisión Europea (CE) pueda participar por vez primera en reuniones para abordar contenciosos específicos en torno a Gibraltar (sin entrar en la disputa de fondo en torno a la soberanía) pero siguen discrepando sobre el estatus que el Peñón debería tener en esos encuentros.
En el último cruce de cartas este mes de septiembre entre los ministros de Exteriores de ambos países, William Hague y José Manuel García-Margallo, ambos se muestran a favor de que la Comisión pudiese participar en reuniones para abordar contenciosos específicos en torno a Gibraltar que tengan que ver con materias en las que Bruselas tiene competencias, como la pesca y el medio ambiente, han informado a Europa Press fuentes diplomáticas.
España "coincide" con Reino Unido --indican esas fuentes-- en la conveniencia de que Bruselas pueda tener "un papel" en ese tipo de reuniones, pero rechaza de plano participar en encuentros que mantengan un esquema tripartito, en el que Gibraltar tenga el mismo estatus y capacidad de veto que dos Estados soberanos como España y el Reino Unido.
Ante diferendos como los obstáculos que Gibraltar pone a los pescadores españoles que quieren faenar en las aguas que rodean el Peñón (y cuya soberanía se disputan España y Reino Unido) o la pelea por quién se arroga la protección medioambiental de esas aguas, Hague ha propuesto a España que el Ejecutivo comunitario esté presente en reuniones ad hoc, de carácter técnico, en las que haya también representantes gibraltareños.
El ministro Margallo ha contestado a Hague con una contraoferta que acepta la presencia de la CE en esas reuniones ad hoc en las que, bajo el punto de vista español, tendrían que estar presentes, en función de los temas, las autoridades competentes en las materias que se aborden, lo que incluiría no solo a Gibraltar sino también a las autoridades regionales y locales del Campo de Gibraltar.
Es en este punto, el que se refiere al formato de las reuniones y la formación de las delegaciones participantes, donde hasta ahora no ha sido posible un consenso. Gibraltar se resiste a abandonar el formato tripartito creado en tiempos del anterior Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y que le ponía en igualdad de condiciones con dos Estados soberanos como España y Reino Unido.
Otro aspecto que bloquea la puesta en marcha de estos encuentros ad hoc es la aparente falta de voluntad por parte de Gibraltar de solventar los problemas con España, unido a su empeño de ir ganando poco a poco soberanía con acciones como el lanzamiento de 70 bloques de hormigón en la zona donde faenan los pescadores españoles o los nuevos rellenos de arena para ganarle terreno al mar, en unas aguas que España reclama.
El Gobierno español no tiene ningún interés en iniciar reuniones con representantes británicos y gibraltareños si no tiene garantías de la voluntad del Ejecutivo del Peñón de hallar una solución a los problemas que hay sobre la mesa.
UN DIÁLOGO BLOQUEADO DESDE 2010
El diálogo entre España, Reino Unido y Gibraltar sobre asuntos que afectan a la vida cotidiana de los gibraltareños y sus vecinos del campo lleva en realidad bloqueado desde finales de 2010, antes de que el PP regresara al poder.
El motivo, los intentos por parte de Gibraltar de que en el foro se hablara de los temas de soberanía, cuando ese marco de diálogo se creó expresamente para avanzar en la cooperación local, aparcando el contencioso en torno a la soberanía, cuestión que España solo está dispuesta a hablar con el Reino Unido en conversaciones bilaterales.
Londres viene reiterando en los últimos años que no retomará las conversaciones bilaterales con España en torno a la soberanía (suspendidas desde 2002) a menos que Gibraltar acceda a ello. España reconoce que cualquier acuerdo al que llegase con Reino Unido sobre este tema debería ser consultado con los gibraltareños, pero rechaza que Gibraltar pueda impedir siquiera el inicio de unas conversaciones bilaterales sobre soberanía.