En menos de diez días los comercios de Icovesa han sufrido al menos cuatro robos, otro frustrado por la Policía Nacional y otros tantos intentos. Una situación que, desgraciadamente, les empieza a ser familiar y que tiene indignado al barrio y a los comerciantes, cansados de que sus negocios estén en el punto de mira de los ladrones casi a diario. No es la primera vez que esta zona es objeto de una oleada de robos y por ello los vecinos han vuelto a reclamar una mayor presencia policial, además de la figura de la policía de barrio para disuadir a los autores de estas acciones, que normalmente suelen ser delincuentes habituales.
Esta última semana, los propietarios de una baguetería de la calle Oloroso comprobaron cuando fueron a trabajar que les faltaba el plasma. Lo robaron cómodamente, desde la ventana y sin ningún tipo de problema después de que la alarma no saltara. Sólo días antes, a pocos metros de esta zona, un negocio de ultramarino era objeto de un nuevo robo de unos 300 euros, por la mañana y a plena luz del día, mientras que muy cerca, en la barriada Eduardo Delage, casi pegada a Icovesa, el propietario de un kiosko de prensa era abordado a punta de navaja por otro individuo arrebatándole los más de 600 euros de la la recaudación del día. En un almacén de la Plaza de los Naranjos hubo más suerte y la cosa se quedó en un intento, pero hace justo una semana, el pasado domingo, también el dueño de un establecimiento hostelero en la avenida del Amontillado fue atacado a primera hora por dos individuos cuando acababa de abrir su bar. Tenían el rostro cubierto y le mostraron un arma blanca para segundos después quitarle el bolso que llevaba encima con llaves, pertenencias personales y al menos 500 euros en efectivo.
Reivindican la policía de barrio
También en esos días el 091 evitó un robo en una perfumería de esta zona cuando los agentes patrullaban. Los policías descubrieron a un individuo natural de Arcos con numerosos antecedentes instantes después de que hubiera conseguido fracturar las lunas del establecimiento y mientras se apropiara de diversos artículos expuestos en el escaparate. Al verse descubierto el ahora detenido emprendió una veloz huida a pie a través de distintas calles y patios del barrio mientras arrojaba los objetos que cargaba entre sus ropas, en una acción que no pasó por alto por los residentes del barrio.
Desde la asociación de vecinos de Icovesa han mostrado su “lógica” indignación y preocupación por la facilidad con la que los cacos hacen de las suyas en un entorno en el que se concentran más de un centenar de negocios. “Esta es una barriada históricamente castigada por el temas de robos, ante todo nos sentimos indignamos, ¿por qué tantos controles de policías a los vehículos cuando la vigilancia es escasa tanto de día como de noche?, se queja Miguel Zarzuela, presidente del colectivo vecinal, que insiste en recuperar a la Policía de barrio para que esté “al día a día” de lo que ocurre en las barriadas.
