La naturaleza regaló un hermoso y agradable día para celebrar cualquier actividad al aire libre mientras que el sol lo permitiera. La Fiesta de la Bicicleta se echó a la calle, con algo de frío en las horas iniciales, para ir entrando en calor a medida que la carrera se puso en marcha.
El recorrido, con las ya habituales muestras de alegría, partió a las diez y media de la mañana del colegio La Salle para tomar el centro urbano, una vez que la organización –el club ciclista La Salle-- decidiera cerrar las inscripciones veinte minutos antes.
La “serpiente multicolor pudo lucirse por Paseo de Boliches arriba y Corredera abajo, coger la serpenteante carretera de Debajo de la Peña y contemplar cuantas maravillosas vistas asaltaron el camino. La organizada comitiva llegaría a la zona restaurada del pinar de la Plata exactamente a las 12.16 minutos horas, dieciséis minutos más tarde de lo previsto, tras haber recorrido un trayecto que cubrieron con éxito mayores y pequeños, familias completas y grupos de amigos dispuestos a pasar un día inolvidable.
A partir de la llegada, los grupos de familias y amigos se reunieron buscando el cobijo de los pinos y, los más listos, la entrada de un rayo de sol entre los árboles. Allí, en el pinar de la Plata, el club ciclista La Salle sorteó doce bicicletas y tres paletillas de jamón, además de entregar seis placas y más de veinte medallas de los concursos de petanca y de la gimkana, premios a la persona mayor, la mujer con más edad y al participante más lejano. También se sortearon varios almuerzos en un conocido restaurante local y la clínica dental El Paseo regaló varios blanqueamientos dentales valorados en 330 euros cada uno, aunque ya había participado en el regalo de bicicletas y otros que se concedieron durante la fiesta.
El público pudo disfrutar, al precio de un euro, de un plato de arroz en variadas modalidades, y de un refrigerio servido en la barrada instalada para la ocasión, aunque muchos prefirieron hacer barbacoa y tirar de sus propias provisiones.
En cuanto a los habituales pequeños percances, tan sólo destacar una serie de caídas fortuitas de bicicleta, alguna magulladura y algún caso de luxación que rápidamente fueron atendidos por el personal de Cruz Roja.
Según datos del club ciclista, se inscribieron 1.082 participantes, la gran mayoría niños y jóvenes, aunque en la convivencia se reunieron en torno a 1.600 bicicletas, ya que los rezagados en la inscripción hay que sumar los que tomaron parte en el recorrido sin pasar por la mesa oficial e incorporándose a la fiesta desde diversos puntos del casco urbano.
La organización quiso este año, además, repartir el sitio disponible para la convivencia de otra manera, dando entrada a los vehículos y delimitando la zona destinada a los juegos y actos oficiales del día.
La anécdota de la jornada estuvo en su despedida, ya que la comitiva ciclista no tomó de manera organizada el camino hasta el centro urbano. La reciente y acertada conexión del carril bici que discurre junto a la carretera del pinar con el Barrio de María Auxiliadora provocó que muchos participantes tomaran este camino por primera vez, lo cual, de otra parte, ayudó a descongestionar el camino de regreso.
En suma, hoy el sentimiento que impera en el club ciclista La Salle, según su presidente, Antonio Márquez, es el de plena satisfacción por cómo todo ha transcurrido.