Por primera vez, podrá accederse desde cualquier parte del mundo a las imágenes digitales en alta resolución de las páginas de ese libro, que data del siglo IV de nuestra era, informó ayer la Biblioteca Británica.
Lo escribieron en griego sobre hojas de pergamino varios escribas y el texto se revisó y corrigió a lo largo de los siglos siguientes.
La reunificación virtual del Codex Sinaiticus marca la culminación de cuatro años de estrecha colaboración entre la Biblioteca Británica, la Biblioteca de la Universidad de Leipzig, el Monasterio de Santa Catalina (Monte Sinaí, Egipcio) y la Biblioteca Nacional de Rusia, en San Petersburgo.
Cada una de esas instituciones guarda partes diferentes del manuscrito, que han podido unirse virtualmente gracias a internet (www.codexsinaiticus.org).
El proyecto permitirá ahora a los estudiosos de todo el mundo profundizar en el texto griego, que se ha transcrito en su totalidad con referencias cruzadas, que incluyen la transcripción de las numerosas revisiones y correcciones posteriores.
También permitirá a los investigadores examinar la historia del libro como objeto físico, estudiar la textura y manufactura del pergamino.
El códice, tal vez el libro encuadernado más antiguo que ha sobrevivido hasta nuestros días, era enorme: tenía originalmente más de 1.460 páginas, cada una de las cuales medía 40,6 centímetros de alto por 35,5 de ancho.
“El Codex Sinaititucs es uno de los mayores tesoros escritos del mundo. Marca el triunfo definitivo de los códices encuadernados sobre los pergaminos”, comentó Scot McKendrick, director del departamento de manuscritos occidentales de la Biblioteca Británica.
“Ese manuscrito con 1.600 años de antigüedad permite estudiar el desarrollo de la temprana cristiandad y ofrece material documental de primera mano sobre cómo se transmitió la biblia de generación en generación”, dijo McKendrick.
Según McKendrick, “la disponibilidad del manuscrito virtual para su estudio por los expertos de todo el mundo crea oportunidades de colaboración investigadora que habrían sido imposibles hace sólo unos años”.
El proyecto del Codex Sinaiticus se lanzó en 2005 cuando las cuatro instituciones que conservan páginas y fragmentos de esa biblia firmaron un acuerdo de colaboración.
Según el profesor Davie Parker, de la Facultad de Teología de la Universidad de Birmingham, que dirigió al equipo británico que hizo la transcripción electrónica del manuscrito, “el proceso de descifrar y transcribir las frágiles páginas de un texto antiguo de más de 650.000 palakbras es un reto enorme, que ha costado cuatro años de trabajo”.