El período propicio para el lanzamiento comenzó a las 12.00 GMT y durante tres horas y media los técnicos en el Centro Espacial Kennedy, del sur de Florida, fijaron media docena de horas posibles para la partida del cohete de 100 metros de altura.
Los meteorólogos de la NASA habían pronosticado para ayer apenas un cuarenta por ciento de condiciones favorables para el lanzamiento, y su vaticinio se cumplió: hubo vientos variables, y cuando estos amainaban, hubo nubes altas que presentan el peligro de descargas eléctricas al paso del cohete.
Una de las postergaciones se debió a un problema técnico menor pero molesto: la envoltura plástica en el tope del proyectil se resistió a la ruptura.
Como protección contra la lluvia, el Ares I-X tenía una cubierta plástica que envolvía la viga de sonda y la sección que, en un lanzamiento futuro, correspondería a la cabina para los astronautas.
La remoción de esa cubierta debía hacerse pocos minutos antes del lanzamiento.
A media mañana, los técnicos vieron condiciones más propicias y tiraron de la cubierta con una cuerda.
La sección roja, que cubría la viga, se rasgó, pero el resto de la envoltura resistió durante casi veinte minutos los repetidos tirones, hasta que la cuerda se rompió.
Para entonces, habían cambiado nuevamente las condiciones meteorológicas.
El intento de lanzamiento de hoy comenzará a las 12.00 GMT y el período propicio durará unas cuatro horas.
Los meteorólogos de la NASA pronostican sesenta por ciento de probabilidades de condiciones favorables.
El cohete consta de dos segmentos, uno real y con combustible sólido, y el otro hueco para configurar el tamaño y peso del Ares I real, en el cual la NASA tiene puestas sus esperanzas para transporte de astronautas a órbitas bajas después de la era de los transbordadores.
La prueba –el primer lanzamiento de un cohete de la NASA después de casi tres décadas de misiones de transbordadores tripulados– durará apenas dos minutos desde que el cohete despegue de la Rampa 39B de Cabo Cañaveral.