El Tribunal argentino resolvió, sin embargo, que Grassi no irá a prisión hasta que la sentencia se haga firme por un tribunal de Casación, aunque en ese período el sacerdote no podrá ni salir del país ni contactarse con menores.
El religioso también tendrá la obligación de presentarse una vez por mes ante el tribunal, según estableció el veredicto, que se dio a conocer después de nueve meses de un juicio oral por el que desfilaron 130 testigos.
La Fiscalía había pedido 30 años de prisión para el padre Grassi, siete menos que lo solicitado por la querella, mientras que la defensa exigió la absolución del sacerdote al considerar que no había pruebas de las acusaciones en su contra.
Grassi había sido acusado por tres casos de abuso sexual y corrupción de menores, de los que sólo uno fue dado por probado por el tribunal.
La lectura de la sentencia fue seguida, entre otros, por el secretario argentino de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde, y por grupos que se manifestaron en favor y en contra del sacerdote, apostados en la puerta de la sede de los tribunales de Morón.
Grassi, de 52 años, llegó a gozar de gran popularidad en los años 90, cuando gracias a sus contactos políticos creó la Fundación Felices Los Niños, que logró integrar unos 50 hogares con más de 6.000 jóvenes pobres, y con el correr del tiempo se convirtió en una de las obras benéficas que más dinero manejó en el país.