La exposición, comisariada por Marta González Orbegozo, muestra una de las vertientes menos conocida del autor, sus dibujos y cuadernos, además de fotografías y una selección de manuscritos y documentos que ayudan a descifrar la leyenda de este autor vanguardista y torturado.
Por primera vez en el mundo se exponen 35 cuadernos inéditos, de un total de 406, en los que Artaud escribió diariamente notas, dibujos, fragmentos y textos preparatorios de sus obras, construidas con furia y pasión.
Además, y como actividad paralela, se proyectará una selección de películas, con Artaud como actor y guionista.
Vicente Molina Foix también coordinará unas jornadas en torno a la figura del artista y se presentará una radioperformance, inspirada en el programa que realizó Artaud para la Radio Nacional Francesa.
Poeta, actor, dramaturgo y dibujante, Antonin Artaud (Marsella, 1896-Ivry, 1948) recorrió un periodo del siglo XX convulso y frenético.
Con sus primeros poemas sedujo a los surrealistas liderados por André Breton, pero al poco tiempo los abandonó y comenzó su carrera de actor y, al no tener el reconocimiento deseado, se dedicó a la estudio teórico del teatro.
Considerado por los críticos franceses como el “padre de la nueva escena”, en 1938 aparece una recopilación de sus ensayos bajo el título El teatro y su doble –obra mítica junto a Para acabar con el juicio de Dios–, que incluye el texto El teatro y la crueldad, donde escribe “En el punto de desgaste a que ha llegado nuestra sensibilidad, lo cierto es que tenemos necesidad ante todo de un teatro que nos despierte: nervios y corazón”.
De familia de clase media, enfermo desde niño y tratado por psiquiatras, Artaud siempre fue un rebelde al que sus padres no sabían como tratar, explica a la agencia de noticias Efe la comisaria de la exposición.
Tras vivir varios meses en México con los indios tarahumanos, experiencia de la que saldría Los Tarahumaras, permaneció durante una etapa de diez años en un sanatorio psiquiátrico por sus obsesiones y delirios.
Desde joven los médicos le recomendaron a Antonin Artaud el uso del opio y otras drogas para mitigar su dolor, una adicción que marcaría toda su vida.