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Martes 26/11/2024
 
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Sevilla

El vicario de San Isidoro recibió 4 puñaladas "muy violentas", la primera "mortal" en el corazón

La autopsia practicada al cadáver del vicario parroquial de San Isidoro, Carlos Martínez Pérez, que perdió la vida a manos de José Eugenio A. F. el pasado día 16 de julio, concluye que el vicario falleció como consecuencia de un shock hipovolémico "con destrucción de centros vitales"

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La autopsia practicada al cadáver del vicario parroquial de San Isidoro, Carlos Martínez Pérez, que perdió la vida a manos de José Eugenio A.F. el pasado día 16 de julio cuando se encontraba en el portal de su vivienda en la capital hispalense, concluye que la víctima recibió cuatro puñaladas "muy profundas y muy violentas", siendo "mortal" la primera de ellas, que recibió directamente en el corazón.

   En este sentido, fuentes del caso han informado a Europa Press de que, en el informe elevado al Juzgado de Instrucción número 10 de Sevilla, que investiga el caso, los médicos forenses concluyen que el vicario de San Isidoro falleció como consecuencia de un shock hipovolémico "con destrucción de centros vitales".

   De este modo, las mismas fuentes han indicado a Europa Press que, en su informe, los médicos forenses relatan que el finado recibió cuatro puñaladas "muy profundas y muy violentas", todas ellas en el tórax, así como dos cortes de gravedad en el antebrazo y los dedos de la mano izquierda.

   En este sentido, precisan que la primera puñalada "le penetró hasta el corazón" y resultó ser "mortal", mientras que el resto de puñaladas son posteriores. Así, la segunda puñalada "le penetró hasta el hígado" y la tercera "hasta el hígado y el colon", mientras que la cuarta puñalada le llegó "hasta la musculatura abdominal".

   No obstante, los forenses remarcan que la primera lesión "es la mortal" y las demás son ya posteriores.

CONFESÓ POR 'SMS'

   El pasado 3 de septiembre, la mujer de José Eugenio A.F., en prisión por estos hechos por un delito de asesinato, aseguró en su declaración ante la juez que el imputado le confesó el crimen mediante un mensaje telefónico enviado instantes después de los hechos.

   La mujer del detenido, que era sobrina del vicario, relató que, tras ocurrir el crimen y pasadas las 20,00 horas, el imputado le mandó un mensaje telefónico diciéndole: "tu tío se está desangrando en el portal, lo he matado".

   Esta mujer, que se encontraba en trámites de divorcio respecto del imputado, también señaló en su declaración judicial de manera "tajante" que "en ningún momento recibió amenazas ni malos tratos físicos" por parte del detenido.

DECLARA EL TESTIGO QUE PRESENCIÓ LOS HECHOS

   La juez también tomó declaración como testigo al hombre que presenció los hechos y que alertó a la Policía, el cual indicó que, cuando se encontraba trabajando en un taller ubicado frente al portal del vicario, en la calle Francisco Carrión Mejías, vio como una persona le agredía y, a continuación, escuchó los gritos de la víctima.

   Este testigo, que aseguró que no escuchó insultos ni discusión previa al crimen, señaló que, tras la agresión, pudo ver cómo la víctima caía al suelo y el detenido huía del lugar en un turismo, tras lo que se dirigió hasta el portal y encontró al vicario en el suelo, por lo que llamó a la Policía y les proporcionó algunos números y letras de la matrícula del coche referido, lo que posibilitó su rápida detención.

   La juez que está investigando lo ocurrido está ahora pendiente de recibir un informe de la Policía Científica sobre el análisis de los restos de sangre aparecidos en la camisa del detenido y en el arma encontrada, así como los resultados del informe forense psiquiátrico practicado al imputado.

RECONOCE LOS HECHOS

   Durante su declaración ante la Policía, el detenido confesó el crimen y relató que cogió el cuchillo y fue a la calle Francisco Carrión Mejías, donde vivía el sacerdote, para asestarle varias puñaladas, añadiendo que el motivo que le llevó a tomar esta decisión fue que culpaba a la víctima "de los males de su matrimonio, debido a la influencia que ejercía sobre su mujer", de la que se encuentra en proceso de divorcio.

   No obstante, el imputado negó que se desplazara hasta Triana, donde fue detenido por la Policía portando aún el cuchillo, con la intención de matar a su mujer, sino que se desplazó hasta allí para "contarle en persona lo que había hecho", aunque previamente ya le había informado por teléfono de lo ocurrido.

   Las fuentes han indicado, en este sentido, que en el atestado policial entregado al Juzgado "no consta ningún indicio" que lleve a pensar que la intención del detenido fuera acabar con la vida de su pareja.

   Posteriormente, el detenido compareció ante el juez de guardia, ante el que se acogió a su derecho constitucional a no declarar, tras lo que el juez ordenó su ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza por un presunto delito de asesinato.

LOS HECHOS

   Los hechos tuvieron lugar en la tarde del día 16 de julio en la calle Francisco Carrión Mejías, en el centro de Sevilla, cuando el sospechoso presuntamente acabó con la vida del vicario parroquial, tío de la pareja sentimental del presunto homicida y que en ese momento se encontraba en la puerta de su domicilio tras celebrar misa en el convento de San Leandro.

   El presunto agresor huyó del lugar de los hechos a bordo de un vehículo tras cometer supuestamente el crimen, siendo detenido por los agentes de la Policía Nacional sobre las 21,00 horas del mismo jueves en la calle Santa Cecilia, en pleno barrio de Triana, muy próximo a la vivienda de su pareja, de la que se encontraba en proceso de divorcio.

   Según las fuentes, la Policía Nacional intervino un cuchillo de grandes dimensiones al presunto homicida, que al parecer sufriría problemas mentales y que se habría marchado en la mañana del crimen del hospital donde se encontraba ingresado tras un intento de suicidio.

   Carlos Martínez nació en Sevilla el 28 de noviembre de 1939 y fue ordenado sacerdote en mayo de 1972. Doctor en Historia y licenciado en Ciencias Económicas y Geografía e Historia, era vicario parroquial de San Isidoro, San Ildefonso y Santiago.

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